Un adiestramiento de máximo nivel de exigencia implica el cumplimiento de todas las medidas de seguridad, sean operaciones en tierra como en los vuelos programados. Además de la prevención para que no haya incidente alguno, se extrae un buen número de lecciones aprendidas para mejorar todos los procedimientos.
A principios de siglo XX, en las factorías de automóviles de Ford, los directivos de la marca popularizaron entre sus empleados que la seguridad debía ser una cuestión prioritaria. La idea, conceptualizada con la conocida frase de “la seguridad es lo primero”, ha llegado hasta nuestros días.
“Aquí no hay jerarquías militares. No existe el rango. Todo tiene que hacerse cumpliendo las máximas medidas de seguridad”, explica el comandante del Ejército del Aire y del Espacio Alejandro Gutiérrez Mourente, jefe de seguridad de vuelo de la base aérea de Gando, y también máximo responsable de todos los asuntos relacionados con la seguridad de las operaciones, tanto en tierra como en aire, del ejercicio internacional Ocean Sky 2025.
“En cualquier momento, cualquier persona del equipo, sea un piloto en el aire o el personal de tierra, puede parar un procedimiento porque la prioridad absoluta es garantizar que ningún imprevisto afecte al desarrollo de un ejercicio en el cual están participando más de medio centenar de aeronaves”, añade Mourente, ataviado con su característico chaleco blanco, mientras circulan por la plataforma una pareja de Eurofighter del Ala 14 recién aterrizados de sus misiones.
Es el propio comandante quien nos resume, de esta manera tan elocuente, su labor: “Que todo funcione bien. Que todo encaje para que no suceda nada que interrumpa el ejercicio. La seguridad potencia la operatividad”. Así se refiere si, por ejemplo, una aeronave bloqueara una pista, “ya que eso retrasaría todas las operaciones planeadas”.
Además, detalla la gran variedad de estos cometidos: “Asegurarnos de que todos los mecánicos y armeros están equipados con chalecos reflectantes, gafas y cascos para evitar daños; tener la certeza de que los repostajes se desarrollan siguiendo los procedimientos establecidos; que no haya aves cerca de la pista que puedan interferir en los despegues y aterrizajes; que se hagan FODs para garantizar la limpieza de la plataforma; que los equipos médicos de emergencia estén preparados por si hubiera que intervenir; que los pilotos hayan tenido un descanso mínimo entre sus turnos; planes de vuelo alternativos en aeropuertos cercanos; la meteorología; el remolcado de las aeronaves… y podría citar más aunque ya son mucho más técnicos”, explica.
Cada día, a primera hora, Mourente participa en el briefing diario del ejercicio. Es una reunión de asistencia obligatoria tanto para los pilotos como para el personal de tierra en la que se planifican todas las misiones asignadas y en la que también se comentan con máximo detalle todos los procedimientos requeridos para que el Ocean Sky continúe a pleno rendimiento operativo.
Es un trabajo en equipo, que exige “pensar en comunidad”, como relata el aviador, en pleno bullicio de actividad en la pista de Gando: “Partimos de un análisis previo muy detallado. Todas las medidas de seguridad relativas al Ocean Sky 2025 están recogidas en un documento interno de 35 páginas, redactado en inglés, que se ha distribuido a todas las unidades, nacionales y extranjeras que participan en el ejercicio, para que en caso de que ocurra cualquier imprevisto, sea en tierra o en vuelo, sepan qué hacer”. En el Ocean Sky 2025, liderado por España, también toman parte las fuerzas aéreas de Alemania, Grecia, Portugal, India y Estados Unidos.
Lecciones aprendidas
¿Qué pasaría, si por ejemplo, la meteorología se volviera inestable o una aeronave bloquease una pista? Responde de nuevo el comandante Mourente: “Ya tenemos planes de vuelo para aterrizar en la base aérea de Lanzarote o en pistas de los aeropuertos civiles de las islas, con quienes estamos coordinados, y también hemos diseñado zonas de espera de sobrevuelo. En realidad, partimos de un exhaustivo planeamiento previo, que se ha realizado en estos meses anteriores, además de las lecciones aprendidas de los sucesivos ejercicios que hacemos aquí cada año”.
Con estas palabras, el jefe de seguridad de vuelo del ejercicio Ocean Sky 2025 también apunta ese proceso de mejora: “Además del reto que asumimos, que es el lograr el pleno desarrollo del ejercicio sin que ocurran incidentes, tenemos otro no menos importante, que es el de detectar todos los puntos en los cuales podemos mejorar. Como aviadores, nuestro enfoque combina análisis riguroso y acción rápida. Es un aprendizaje colectivo: gracias a todas las aportaciones del equipo, pilotos, controladores y personal de mantenimiento, sacamos valiosas conclusiones que nos sirven para mejorar”.
El ruido de las aeronaves rompiendo la formación haciendo el giro sobre la costa en Gando sirve de recordatorio para el comandante Mourente, que tiene que volver a su despacho, casi a pie de la plataforma, no sin antes recordarnos la máxima que guía su trabajo diario en uno de los mayores adiestramientos aéreos en Europa que lidera el Ejército del Aire y del Espacio: “Vuela seguro. Entrena duro. Regresa a casa”.